La vivienda actual proviene de un modelo de origen
aristócrata consolidado gracias a la importancia de la gran burguesía en la
sociedad del siglo XIX. Llegando incluso a definir indirectamente un estándar
de familia “tipo” que habitualmente estaba formada por un matrimonio y un
número de hijos que varía entre uno y tres.
Este tipo de familia dio lugar a una vivienda estrictamente
jerarquizada y ordenada. Espacios definidos y dimensionados acorde con una
función específica. En las grandes promociones de viviendas esta simplificación
del programa era una facilidad a la hora de proyectar las viviendas con una o
muy pocas variaciones entre ellas.
Actualmente el modelo ha cambiado totalmente, los perfiles
de habitantes que buscan una vivienda son cada vez más dispares y con
preferencias contrapuestas. El ambiente familiar se ha desarrollado,
diversificado y fragmentado de nuevas formas y la arquitectura ha de responder
a este hecho.
España es uno de los países europeos con mayor número de
pisos en propiedad, un 83% frente a países como Alemania o Suiza que sitúan esta
tasa entre el 40% y 50%. La inestabilidad laboral y económica no es compatible
con una gran inversión inmobiliaria y mucho menos con un endeudamiento
financiero. El modelo debe orientarse, como se ha hecho en Europa, hacia uno basado
principalmente en el alquiler. La estacionalidad en una vivienda ya no es
permanente y la vida útil de la misma puede albergar numerosos tipos de
familia. En la sociedad actual hay muchos pretendientes jóvenes, estudiantes y
con nuevas estructuras familiares que requieren este tipo de vivienda.
En la vivienda de segunda residencia aún habría incluso más
predisposición al cambio y la flexibilidad. Los habitantes que viven durante un
tiempo limitado en una casa debido a unas vacaciones tienen una actitud casi
nómada, cambiante. Han asumido que han de adaptarse a una nueva vivienda, y
durante este tiempo la vivienda puede cambiar todo lo que se desee. Además esta
idea esta más vinculada al ocio, elemento
esencial en los periodos vacacionales, como diría Georges Candilis en Arquitectura y Urbanismo del Turismo de
Masas.
La flexibilidad ha estado presente en la arquitectura mucho
antes de lo que creemos. En la cultura egipcia ya se utilizaban elementos de
mobiliario plegable y movible. La cultura japonesa actual también tiene una
tradición flexible modulada en este caso gracias al tatami que libera espacios de uso con varias funciones.
En la cultura actual encontramos numerosos ejemplos de
flexibilidad que empiezan con la Planta Libre
de Le Corbusier, y otras como la Casa
Schöder de Gery Rietveld, y se acercan a los trabajos de Charles & Ray
Eames, Jean Prouvé, Alison & Peter Smithons, y posteriormente se puede ver
en las ideas de Shigeru Ban con su Casa
Desnuda y de Rem Koolhaas entre otros.
Cuando hablamos de flexibilidad en la vivienda nos vienen a
la mente una serie de palabras:
Diversidad
/ Movilidad / Adaptabilidad / Variabilidad / Personalización / Adecuación /
Transformación / Muntifuncionalidad. Todas estas ideas son compatibles con
la necesidad de vivienda actual.
Las estrategias para conseguir una planta flexible vienen
determinadas principalmente por ‘acciones’,
la palabra en sí misma no es apta para perezosos pero es necesaria para
este estilo de vida. Estas ‘acciones’
pueden ser por ejemplo: Montar/Desmontar,
Adaptar, Plegar/Desplegar, Añadir, Ocultar, Mover, Transportar, Dividir/Combinar,
etc. Además de otras que podemos encontrar en el libro Flexible Housing de Tatjana Schneider y Jeremy Till.
En el mismo libro hacen una diferenciación entre las
viviendas que analizan según su ‘softness’
o ‘hardness’. Entendiendo como ‘soft’ un mayor grado de indeterminación
y ‘hard’ elementos más específicos y determinados. Además podemos ver en la web
de este trabajo de investigación una base de datos asada en esta clasificación. Flexible Housing Database
La transformación de los elementos en las plantas flexibles
pueden clasificarse según su dureza pero sobre todo en función de su
permanencia en la planta. Aquí podemos distinguir entre transformaciones diarias (vinculadas al uso esporádico), temporales (debido a una transformación
funcional en un corto periodo de tiempo), estacional (vacacional o adaptándose
a la climatización) y permanente.
Incluso se podría diferenciar entre transformación interna o externa según si se apropian o
no de espacio colindante.
La sociedad actual ya se atreve a diseñar y el
interior de sus viviendas buscando los muebles más apropiados para sus
espacios. Gracias a esta Mentalidad IKEA las
plantas flexibles y personalizables son cada vez más posibles.
Sobre todo si asumimos lo que dijo Federico Soriano en una de
sus conferencias:
“¿Qué es una vivienda? Los muros, las puertas,… Vamos a borrar los muros y las puertas. La vivienda son los muebles.”
Un ejemplo atrevido de esta idea de flexibilidad es el
proyecto Housing & City de Iñaki
Ábalos y Juan Herreros en Barcelona. En el que un núcleo transformable central
asume todos los usos basándose principalmente en artefactos tecnológicos
móviles que ayudan a realizar determinadas funciones y se conectan a un suelo técnico.
“el espacio habitable, está despejado; los muebles siguen siendo ellos mismos. Así, se dispone del máximo espacio para el drama humano; se tiene la sensación de estar protegido para poder actuar”.
El sueño de Campo Baeza, como expresa en su texto Tu casa, tu museo, tu mausoleo. Mi Casa, ni
museo ni mausoleo y probablemente el de John Pawson quien no necesita nada
más para vivir que lo que dibuja en sus plantas.
Para poder liberar el espacio interior hay que centralizar
los espacios sirvientes, los espacios sin los cuales el espacio principal esta
incompleto como diría Kahn. Aranguren & Gallegos siguiendo esta idea
Kahniana llegan a compactar en una espina los servicios y almacenaje junto con
parte del mobiliario. Otra posibilidad menos radical consiste en agrupar estos
espacios lo máximo posible para liberar por completo el espacio que lo rodea y
conquistarlo con muebles o divisiones según sea necesario. Esta idea la podemos
ver por ejemplo en las plantas del edificio Nemausus
de Jean Nouvel en Nimes o incluso podemos llegar a decir que está implícita en
los Apartamentos Lake Shore Drive de
Mies donde los muebles se distribuyen en el espacio indistintamente como podría
pasar en cualquiera de las viviendas de este arquitecto.
Me imagino a los Eames disfrutando en su Case Study House
nº8 al colocar los muebles y sus famosos pájaros como algo esencial y personal
del proyecto. ¿Podemos añadir estas variables al proyecto? O aún más, como dice
Federico Soriano:
“Nosotros hemos convertido como arquitectos la vivienda en las paredes pero realmente la vivienda son los muebles. ¿Podemos hacer una vivienda que sean los muebles y no las paredes?”